En un recorrido que marca un hito en la historia moderna de México, el senador Alejandro Armenta, acompañado por su padre, Don Rafael Armenta, experimentó de primera mano el avance significativo que representa el Tren Interoceánico, una de las obras más emblemáticas del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El viaje, que abarcó el tramo desde Salina Cruz en Oaxaca hasta Coatzacoalcos en Veracruz, no solo fue una experiencia emotiva para la familia Armenta, sino también un testimonio del renacimiento de un proyecto ferroviario largamente anhelado desde los tiempos de Porfirio Díaz y Benito Juárez. Tras décadas de olvido, el presidente López Obrador lo ha materializado en tan solo cinco años, posicionándolo al nivel de otras grandes obras como el Tren Maya y la refinería Dos Bocas.
El senador Armenta, representante de Puebla en la Cámara Alta, destacó la trascendencia del Tren Interoceánico, equiparándolo con la importancia del Canal de Panamá. Según sus palabras, este corredor ferroviario se convertirá en un eje de progreso, fomentando la instalación de empresas, agronegocios e industrias a lo largo de su ruta, beneficiando enormemente a estados como Puebla. Armenta hizo énfasis en la participación activa de los pobladores locales en la construcción de este proyecto, lo cual refleja su impacto directo en el desarrollo regional.
En entrevistas con medios de comunicación durante su trayecto, el senador resaltó la naturaleza social del tren, describiéndolo como un símbolo de justicia y orgullo nacional. Narró cómo los ciudadanos se le acercaron para expresar su gratitud hacia el presidente, viendo en el Tren Interoceánico una obra realizada con sus propios impuestos y un reflejo del compromiso gubernamental con proyectos de envergadura nacional.
Finalmente, Armenta reafirmó la importancia estratégica del Tren Interoceánico para Puebla, señalando que el estado es parte integral del desarrollo del sursureste mexicano, compartiendo historia y tradiciones con estados vecinos como Veracruz y Oaxaca. Este viaje, realizado en la entrañable compañía de su padre, no solo fortalece su compromiso con el progreso de Puebla, sino que también simboliza la unión y el orgullo que el Tren Interoceánico representa para toda la nación mexicana.