Por Juan Pablo Ojeda
A tan solo horas de que los estadounidenses acudan a las urnas para elegir al próximo presidente del país, Filadelfia y Pittsburgh se convirtieron en el escenario de los últimos y decisivos esfuerzos de campaña de Kamala Harris y Donald Trump, los dos candidatos que, con visiones políticas radicalmente opuestas, se juegan la presidencia de los Estados Unidos en una de las contiendas más reñidas de la historia reciente del país.
Harris, candidata del Partido Demócrata, eligió Filadelfia, un estado clave para la victoria en el Colegio Electoral, para hacer su último llamado al electorado. En un mitin abarrotado, la vicepresidenta, acompañada de su esposo, Douglas Emhoff, y la exitosa Oprah Winfrey, apeló a la unidad y la participación ciudadana. Ante miles de seguidores, Harris destacó la importancia de votar, subrayando que en esta elección “cada voto va a importar”, un mensaje que resonó especialmente en un estado donde las encuestas señalan que la diferencia entre los dos candidatos podría ser mínima.
Además, la campaña de Harris contó con el respaldo de importantes figuras de la música y el entretenimiento, como Ricky Martin, Lady Gaga y will.i.am, quienes subieron al escenario para ofrecer actuaciones que encendieron a la multitud. Winfrey, conocida por su capacidad de movilizar a los votantes, también subrayó la relevancia del momento: “Vamos a ganar. Y vamos a ganar. Vamos a ganar porque, cuando sabes lo que representas, sabes por qué luchar”, proclamó, mientras la audiencia estallaba en vítores.
El evento culminó con un emotivo mensaje de Harris, quien planteó una pregunta retórica: “¿Están listos para hacer que se escuchen sus voces?”. La campaña demócrata, que ha logrado movilizar a una nueva generación de votantes, confía en que este último empuje en Pensilvania será crucial para asegurar una victoria en el estado, cuyo resultado podría ser determinante en la elección.
Mientras tanto, en Pittsburgh, el expresidente Donald Trump cerró su campaña con un evento masivo en el que centró su mensaje en dos de los temas que lo han caracterizado durante toda su carrera: la economía y la seguridad nacional. Trump, acompañado de sus hijos y la periodista Megyn Kelly, prometió que, si vuelve a la Casa Blanca, impondría aranceles del 25% a productos mexicanos si el gobierno de México no logra controlar el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos, una amenaza que también extendería a China.
En su discurso, Trump no solo remarcó su enfoque en la lucha contra las drogas, sino que también ofreció un mensaje optimista sobre el futuro de Estados Unidos, asegurando que su liderazgo traería “comestibles más baratos, cheques de pago más altos, calles más seguras y un futuro más brillante” para los ciudadanos. El exmandatario, quien ya gobernó de 2017 a 2021, prometió restaurar la prosperidad del país a través de políticas económicas proteccionistas y de seguridad rigurosas.
Las encuestas actuales muestran un empate virtual entre los dos candidatos, lo que hace de esta elección un evento sumamente incierto. En este contexto, el resultado podría no ser claro hasta días después de la votación, y Trump ya ha insinuado que podría cuestionar los resultados en caso de una derrota, recordando la controversia electoral de 2020. Por su parte, Harris apuesta a movilizar a los votantes más jóvenes y diversos para asegurar la victoria.
En un clima de alta polarización y con un electorado profundamente dividido, ambos candidatos han dejado claro que esta elección no solo definirá el futuro de Estados Unidos en los próximos cuatro años, sino que también sentará las bases para el rumbo político del país en las décadas venideras. La democracia estadounidense se encuentra en juego, y la voz de cada votante será más crucial que nunca en una contienda que podría marcar un parteaguas en la historia del país.