CDMX a 1 de noviembre de 2024.-La espera ha terminado: la Zona Arqueológica de Templo Mayor reabre sus puertas en su totalidad, ofreciendo una experiencia renovada que conecta a los visitantes con el corazón de la antigua Tenochtitlan. Este emocionante reinicio es posible gracias a la colaboración entre la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del INAH, y el Gobierno de la Ciudad de México, mediante la Autoridad del Centro Histórico.
Una de las principales atracciones de esta reapertura es la nueva techumbre que cubre los vestigios más antiguos del Huey Teocalli, donde se rendía culto a los dioses Huitzilopochtli y Tláloc, correspondientes a la Etapa II (aproximadamente 1390 d.C.). Este importante avance no solo asegura la protección de este patrimonio invaluable, sino que también mejora la experiencia del visitante, al permitir un acceso más cómodo y seguro a las áreas sagradas de la ciudad antigua.
El evento de reapertura fue un momento de celebración y reflexión. Durante la ceremonia, se inauguró una exposición de piezas arqueológicas repatriadas de Estados Unidos, que destaca la riqueza cultural de México. Entre estas piezas se incluye un cilindro de basalto con la inscripción “Ce ozomatli” (Uno mono), un recordatorio palpable de la herencia ancestral que une a los mexicanos con su pasado. El director general del INAH, Diego Prieto Hernández, subrayó la importancia de estas obras en la narrativa cultural del país y su relevancia para las comunidades actuales.
Prieto Hernández también recordó la inusual granizada de abril de 2021, que dañó las cubiertas del sitio, y cómo este desafío llevó a una colaboración exitosa para restaurar y proteger el Templo Mayor. La nueva infraestructura no solo resguarda los restos arqueológicos de fenómenos hidrometeorológicos, sino que también revitaliza el lugar, resaltando su significado dentro del paisaje urbano de la Ciudad de México.
La directora del Museo Templo Mayor, Patricia Ledesma Bouchan, destacó la meticulosa labor realizada para la sustitución de las techumbres, enfatizando que muchas maniobras se llevaron a cabo de forma artesanal para proteger los frágiles restos arqueológicos. “El trabajo en conjunto de los equipos especializados ha sido fundamental para devolver al Templo Mayor su esplendor”, declaró Ledesma.
Además, el Templo Mayor se enriquece con una exposición temporal que presenta 103 objetos recuperados, resultado de una operación de repatriación. Entre ellos destaca un portaincensario de estilo maya, esencial en las ceremonias prehispánicas, lo que invita a los visitantes a apreciar la diversidad cultural de México.
Por si fuera poco, este año la Zona Arqueológica también celebra el Día de Muertos con un altar dedicado a los pueblos de Guerrero, Oaxaca, Puebla y Veracruz. Este tributo no solo rinde homenaje a las tradiciones de estas comunidades, sino que también simboliza la unión entre los vivos y los muertos, creando un espacio donde la devoción y la cultura se entrelazan en un vibrante mosaico de colores, aromas y sabores.
Con la reapertura de la Zona Arqueológica de Templo Mayor, no solo se restablece un importante sitio turístico, sino que se reaviva una conexión con las raíces de la civilización mexicana. Este es un momento para redescubrir la historia, honrar el legado ancestral y celebrar la riqueza cultural que forma parte del tejido de la Ciudad de México.