Por Juan Pablo Ojeda
La celebración del Día de Muertos en México es una tradición única y colorida, reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Aunque los días más emblemáticos son el 1 y 2 de noviembre, las festividades comienzan el 28 de octubre y se extienden hasta principios de noviembre, dedicando cada día a diferentes grupos de seres queridos que han partido.
Hoy, 31 de octubre, las familias mexicanas preparan altares especiales para honrar a los “angelitos”, es decir, a los niños y bebés que han fallecido. Se cree que estos pequeños son los primeros en bajar al plano terrenal para convivir brevemente con los vivos y disfrutar de los altares y ofrendas en su honor.
Las ofrendas para los “angelitos” incluyen elementos especiales que simbolizan su pureza y dulzura. Los altares suelen llevar juguetes como pequeños carritos y muñecos, dulces y golosinas como caramelos y chocolates, además de flores de cempasúchil, que guían a las almas con su aroma y color vibrante. Velas e incienso también forman parte de la ofrenda, iluminando su camino de regreso y creando un ambiente armonioso.
Honrar a los niños fallecidos el 31 de octubre tiene un profundo significado emocional y espiritual. Se cree que su llegada simboliza la pureza e inocencia, y las familias encuentran consuelo en recordar a aquellos que partieron demasiado pronto.
El calendario de celebración del Día de Muertos tiene días específicos con significado particular:
- 28 de octubre: para quienes fallecieron de forma trágica o violenta.
- 29 de octubre: para quienes murieron ahogados.
- 30 de octubre: dedicado a las “ánimas solitarias”.
- 31 de octubre: el día de los “angelitos”.
- 1 de noviembre: Día de Todos los Santos.
- 2 de noviembre: Día de los Fieles Difuntos.
Este evento, que fusiona rituales indígenas con prácticas religiosas, permite el “retorno transitorio” de las almas, creando un espacio para rendir homenaje y celebrar la vida en todas sus formas. La UNESCO busca preservar y transmitir estas expresiones culturales, asegurando que el valor de la celebración del Día de Muertos continúe en las generaciones futuras.
Para los mexicanos, el Día de Muertos es un momento especial, lleno de esperanza y cariño, donde la conexión con los seres queridos perdidos se siente más cerca que nunca.
